En los aeropuertos, cada centímetro cuenta y cada kilo puede desatar una pequeña tragedia en la fila de abordaje, pero existe un héroe discreto, muchas veces subestimado, pero absolutamente esencial: el artículo personal. No es el equipaje de mano que suele ser el que lleva rueditas y que se pasea con arrogancia entre los pasillos; es más bien, ese pequeño compañero que es un cómplice silencioso y que guarda los secretos más íntimos.

Mientras el equipaje de mano tiene licencia para ser identificado de inmediato —ese compartimento aéreo que se convierte en una batalla territorial durante los primeros cinco minutos de embarque— el artículo personal es más modesto, pero no por ello menos importante. Debe caber, sí o sí, debajo del asiento frente a ti. Y esa sencilla exigencia define por completo su personalidad: compacto, versátil, ultraselectivo.

Las aerolíneas son implacables con las dimensiones, pero no con los detalles. Por esa razón pensar en ellos hará una diferencia, tu artículo personal Gaston Luga con bolsillos internos y externos donde entra hasta lo inimaginable (para cuando el equipaje de mano no cierra por el perfume o el souvenir en cuestión) además de compartimento exprés para una laptop y no perder horas en el filtro de seguridad. Expandible, duradera, impermeable y con diseño minimalista, viajar con Gaston Luga es hacerlo sin temor a nada, manteniendo siempre un bajo perfil para los más exigentes vigilantes de tu vuelo. Convirtiéndo a tu artículo personal no sólo como una pequeña bolsa, sino en na extensión portátil de tu zona de confort.

Mientras las maletas descansan arriba y la bodega se llena de ropa y zapatos, tu artículo personal cuida lo único que realmente necesitas: lo que no puedes perder y olvidar.
En el arte de volar ligero, lo más pequeño muchas veces es lo más importante.